Más allá de las habilidades técnicas, la inteligencia emocional es fundamental para el éxito de los líderes y las organizaciones.
Con frecuencia se estereotipa al ramo de seguridad como un campo carente de emociones y todavía se siguen considerando las “habilidades blandas” como algo secundario. Sin embargo, la inteligencia emocional (IE) está basada en la ciencia y se reconoce más y más como una habilidad esencial para el buen desempeño en cualquier área en la que nos involucremos.
En los diferentes sectores y tamaños de empresas en donde se implementó la inteligencia emocional en los procesos de reclutamiento y en la educación, las investigaciones realizadas encontraron mejores resultados empresariales, como mayor compromiso de los empleados, la reducción de la rotación y el absentismo, y mayor rentabilidad. Un amplio estudio que se realizó en el ejército estadounidense mostró que la Fuerza Aérea logró reducir drásticamente la rotación de sus reclutadores y recortó sus pérdidas financieras en un 92%. Su iniciativa posterior de inteligencia emocional con los paracaidistas les ayudó a ahorrar 190 millones de dólares (Bar-On 2006).
¿Qué es la inteligencia emocional?
Daniel Goleman, psicólogo y autor estadounidense, define la inteligencia emocional como “la capacidad de reconocer nuestros propios sentimientos, los sentimientos de los demás, motivarnos y manejar adecuadamente las relaciones que sostenemos con los demás y con nosotros mismos” (Goleman 1995). Cuando identificamos y gestionamos nuestras emociones, logramos tomar decisiones más inteligentes y acertadas y no nos volvemos prisioneros de nuestras propias emociones y pensamientos.
Hay varios modelos de la inteligencia emocional; explicaré el modelo de los cuatro dominios de Daniel Goleman (2014): autoconciencia, autogestión, conciencia social y gestión de relaciones.
La autoconciencia es el primer componente de la inteligencia emocional y la base esencial, ya que las demás habilidades de la IE no pueden desarrollarse sin tener esta habilidad. Tener autoconciencia significa ser consciente tanto de nuestro estado de ánimo como de nuestros pensamientos sobre el estado de ánimo (Mayer 1997). También implica conocer nuestros puntos fuertes y límites, así como tener confianza en nosotros mismos.
La autogestión es la capacidad de controlar nuestras propias acciones, pensamientos y sentimientos para obtener los resultados deseados. Es fundamental en la profesión de la seguridad, en donde es importante actuar con responsabilidad y madurez. Hay muy poco margen para el comportamiento inmaduro, la agresión, el sarcasmo o el pánico que podrían empeorar las situaciones.
La conciencia social es la habilidad de percibir las emociones de los demás y “leer” las situaciones adecuadamente. Se trata de detectar lo que piensan y sienten los demás y poder utilizar nuestra capacidad de empatía. Ahí también entran las habilidades de leer expresiones faciales, el lenguaje corporal, y la comunicación; todo esto es de suma importancia en el ámbito de la seguridad.
La gestión de las relaciones implica tener un sentido del trabajo en equipo y la colaboración, ser un líder inspirador y aprender a resolver conflictos.
Las personas que dominan este aspecto son capaces de liderar y motivar, de tomar la iniciativa y de reforzar las habilidades de los demás mediante la retroalimentación y la orientación.